CONCLUSION:
La educación en la época colonial en la Nueva España se veía en un plano familiar, es decir, que los hijos podían ser educados por padres y madres, inculcándoles el valor de la lectura y la escritura. Y a partir del siglo XIX cuando las instituciones eclesiásticas empezaron a tener dominio la parte del proceso de enseñanza familiar se vino muy abajo.
También hablar de educación en esa época no es referirse a lectura y escritura, porque con la conquista espiritual esto vino a ser creencias religiosas, ordenanzas y demás podían determinar las conductas de niños, jóvenes y adultos. Con la conquista evangélica o espiritual se crearon dos tipos de educación formal e informal. La educación formal no era mas que la enseñanza que se podía dar de padres a hijos y la informal era la educación que se impartía fuera del hogar.
Se creo la Real Universidad de la Nueva España, que exclusivamente la minoría criolla fue la única que tuvo acceso a ella y que era la única raza que podía llegar a tener estudios superiores, a su vez, otra minoría, en esta ocasión de una clase medianamente acomodada, recibía de parte de padres y madres una educación por decirlo así con los conocimientos básicos que se impartían en escuelas de primeras letras.
Mientras que en el campo y en las pequeñas ciudades de la Nueva España la educación la iglesia fue la encargada de la educación de los indígenas.
EL HOGAR EDUCADOR
Había un escrito “El Catecismo de Ripalda” que decía que una de las obligaciones de los padres era adoctrinar a sus hijos, pero con esto no se decía que tenía que ser necesario el estudio oral y dogmático (principio de una doctrina). Se tenían que respetar los valores. No muchos de los padres de familia habían cursado estudios superiores y algunos comúnmente no sabían leer ni escribir, pero todos ellos ejercieron los principios de orden, jerarquía, moralidad y respeto que tendrían los jóvenes hacia la sociedad urbana y esta mentalidad no se podía borrar.
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